Una historia generosa

En el año 1981, nuestro padre, Jesús Pérez de Cisneros, un enamorado del mundo de los vinos generosos y gran aficionado al flamenco, adquirió un lagar llamado “LAGAR DE LOS FRAILES”, en los «Pagos de Moriles Altos».

Jesús Pérez de Cisneros

«Aún éramos niños que jugábamos en el campo, rodeados de viñas o escondidos tras las barricas, escuchando cantar flamenco a nuestros mayores, con una copa de fino en la mano. Ya con más edad, participamos en nuestras primeras vendimias, conociendo el lado duro, aunque también gratificante de este trabajo, y como olvidar los domingos familiares de migas y peroles, tantos atardeceres en el lagar, con la magia de colores que forman las nubes detrás de los llanos.

En el año 2017, tras fallecer nuestro padre, decidimos coger el testigo y continuar su legado. Esta es la historia generosa de cuatro hermanos, decididos a poner en valor una tradición familiar y artesanal, que hoy día es parte de nuestro trabajo, porque no solo heredamos un lagar, si no una pasión por un territorio, y una forma de entender y amar el vino muy singular.«

Cristóbal, Charo, Ana y Dolores Pérez Morales.

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Los primeros datos que encontramos del Lagar de los Frailes, se hallan en el  del libro de  José Naranjo sobre el  Catastro de Ensenada realizado en 1749, donde aparece en el pago de ” Los Moriles” un viñedo propiedad de los Carmelitas Descalzos de Aguilar que por superficie, propiedad  y localización, coinciden con los datos del mismo.

El lagar de los Frailes es uno de los 13 lagares que dan lugar a la Aldea de Zapateros, apareciendo ya en el primer padrón de 1887 con el nombre de Los Frailes o del Carmen, advocación de los carmelitas Descalzos. En esos tiempos La vida de este  pequeño núcleo giraba alrededor de las labores del campo en las fincas de los Señores de Aguilar.  Entonces  eran muchos los  lagares que salpicaban los pagos de los Moriles , ya que estos constituían un modo de vida y fuente de trabajo para las familias.

 La Aldea de Zapateros  se independiza definitivamente,  del municipio de Aguilar de la Frontera al cual pertenecía en el año 1912, adoptando el nombre de  Moriles, que era por aquel entonces  el pago más afamado, por la calidad de las tierras y los vinos que esta produce. De ahí que el Lagar de Los Frailes y sus tierras pertenezcan al término municipal de Aguilar de la Frontera, a pesar de su mayor cercanía al pueblo de Moriles.

Moriles y Aguilar, son  hoy  pueblos vinculados a la historia y cultura del vino. Sus tradiciones ancestrales prevalecen  en  un entorno rico, patrimonial, artesanal y gastronómico, donde la unión del suelo, el clima y la uva han hecho que el vino represente una manera especial de vivir y de sentir

En año 1981, Jesús Pérez de Cisneros Junto a su primo Jose  María Ayala Perez, (naturales de Puente Genil), de profesión farmacéuticos  y  grandes  enamorados de los vinos generosos  adquirieron  este lagar  en la zona de Moriles Altos. Sus antepasados , en concreto Pedro  Pérez  Porras  (abuelo) y   Enrique Reina Morales (tatarabuelo)  ya elaboraban vinos en Puente Genil,  con marcas tan señeras como Fino Ana María, Fino CR, Natilla.

La idea primigenia fue la de comercializar el vino envasado, y que este  procediera exclusivamente  de las 36 fanegas  de viñedo de Pedro  Jiménez  que tenia   la parcela en su origen  y que este criara y envejeciera en las bodegas del  mismo  Lagar, para ello se dota al mismo de una nueva prensa y se adquieren  viejas botas de roble americano  de diferente procedencia, muchas de ellas de Señeras bodegas de Jerez como Ruiz Mateos, Cabo, Barbadillo y se construye una bodega nueva de mayor tamaño.

La crisis que sufren los vinos generosos en los años  80- 90, impide el desarrollo del proyecto en su totalidad, y aunque se hacen más de diez  vendimias, el vino solo llega a comercializarse a granel, trabajando como Almacenistas para otras bodegas de mayor tamaño. Con el paso del tiempo, el Lagar disminuye su actividad, y los vinos permanecen en crianza estática durante más de 20 años, realizándose solo pequeñas sacas de vinos viejos para abastecer  algunas importantes bodegas de nuestra D.O.

Es entorno al año 2010, cuando D. Jesús Pérez se hace cargo de la explotación  del Lagar y 18 de Fanegas de viña.  comienza  entonces  a revitalizar las bodegas, ante el temor de que se pierda el patrimonio enológico que estas encierran. Empiezan a clasificarse  y homogeneizarse los vinos,.. .y  es ahí cuando aparecen nuestros finos viejísimos muchos de los cuales aun a pesar del tiempo mantienen  increíblemente una débil crianza bajo velo de flor, también  amontillados, olorosos incluso Palos Cortados, hechos por concentración y de forma natural,  y procedentes exclusivamente de las vendimias realizadas en los años 80 y 90 en el lagar, de ahí su carácter salino y “afilado”. También se adquieren nuevos mostos para revitalizar la crianza, eso sí, siempre de viñedos pertenecientes a la zona de Moriles Alto.

En el año 2017 tras el fallecimiento de D. Jesús Pérez, son cuatro de sus hijos ,(Cristobal , Loles, Charo y Ana) quienes , movidos por mantener  ese patrimonio y poder culminar ese proyecto que por diversos avatares de la vida quedo inconcluso, los que deciden hacerse cargo de La Bodega- Lagar, con la idea de poner en valor, las “joyas enológicas” que esta atesora, y continuar con la Crianza y elaboración, Esta vez con una clara vocación de vender los vinos envasados y darles el valor añadido que merecen.