Tu lagar, nuestro lugar

«Los lagares que aparecen blanqueando entre los viñedos, no tienen un acusado aire romano, pero menos moro. Pudieron ser en el principio quintas de recreo sencillas y como diríamos ahora, funcionales… Pero Abango, Las Manillas, Los Frailes…, y todos los que no nombro, ¿no pregonan tiempos de paz, trabajo, riqueza y no son como cantos de alegría? Personalmente, cuando voy a Moriles y entro por la carretera de Puente Genil, al dejar la Higueruela y adentrarme y vislumbrar «lo mío», no puedo por menos que decir: Pero, ¿no veis? – y señalo la luminaria de lagares, la sorprendente y juguetona estampa de la cal con la hiriente verdura de los viñedos – ¿no veis cómo aquí se ríe la tierra?»

Fragmento de Paula Contreras, Escritora morilense  (1911) extraido de la Novela «HISTORIAS DE UN PUEBLO SIN  HISTORIA», publicada en 1990.

Rodeado por 11 Has. de viñedo, en la actualidad el lagar mantiene su estructura arquitectónica original de un patio central de labor en torno al cual se agrupan varias bodegas, una sala de catas y la zona de envasado.

A la entrada, La bodega vieja: Hoy en día es nuestra carta de presentación y la sacristía de nuestros mejores vinos. De altos techos y anchos muros con cubierta de cerchas de madera, semienterrada por su cara norte. En ella guardamos 39 botas seleccionadas que harán las delicias de nuestros visitantes.

A continuación, La sala de catas: Un espacio amplio con una gran chimenea central y ventanas a los viñedos, ideal para catar y maridar nuestros vinos en grupo.

La bodega de conos: Junto con la bodega vieja es uno de los lugares más auténticos del lagar. Contiene 35 tinajas de cemento armado con un entarimado de madera en las que se vierte el mosto. En ellas se produce la fermentación y se forma el primer velo de flor.

La bodega principal: Esta instalación fue una ampliación con la que nuestro padre se atrevió en el año 1983, ya que no era usual una bodega con estas dimensiones en los lagares tradicionales de la zona. La bodega, parcialmente enterrada, consta de 340 botas viejas de roble americano, algunas de ellas con más de 100 años de antigüedad, en la que tiene lugar la crianza del vino mediante el sistema de criaderas y soleras.

Completando el conjunto se encuentra la zona de envasado, nuestra última intervención, donde vestimos nuestros singulares vinos para comercializarlos y darlos a conocer.